Modelo Atómico de Rutherford

 

El descubrimiento de la radiactividad, descubierta a finales del siglo XIX; había conducido a la hipótesis de que el número atómico representaba el número de unidades de carga positiva del átomo y, puesto que este número neutro, también el número de electrones. La naturaleza de las distintas radiaciones que emite el radio fue establecida por E: Rutherford en 1903 y, en 19211 el propio Rutherford inicio una serie de experimentos cruciales de los que surgió el concepto del núcleo atómico.

En estos experimentos, Rutherford y sus colaboradores H. Geiger y E. Marsden utilizaron una fuente de partículas alfa y, mediante la interposición de planchas de plomo. Colimaron el haz de partículas y lo dirigieron sobre una lámina de ro muy fina. Las partículas atravesaban la lámina e incidían sobre una superficie recubierta de sulfuro de zinc, provocando un centelleo. A partir de la observación de este centelleo era posible concluir que la gran mayoría de las partículas alfa atravesaban la lámina sin sufrir o casi sin sufrir, desviación, mientras que algunas sufrían una desviación considerable e incluso unas pocas no lograban atravesar la lámina, rebotando en ella como una pelota contra una pared. Este resultado contradecía el modelo atómico de Thomson, ya que, en caso de ser correcto, las partículas no deberían sufrir diferentes desviaciones. Para explicarlo, Rutherford supuso que toda la carga positiva del átomo estaba concentrada en una región, a la que se dio el nombre de núcleo,   cuyo diámetro era una diezmilésima del átomo del diámetro.  

Los electrones, orbitando en torno al núcleo, equilibrarían la carga positiva de este, que estaría representada por partículas denominadas protones, de carga igual y de sino contrario a la de los electrones. La materia esta así prácticamente vacía, lo que explica que la mayoría de las partículas alfa que inciden en la lámina de oro sufren fuertes desviaciones  y las que inciden directamente sobre un núcleo rebotan.